martes, 25 de marzo de 2008

La historia de un nabo

Había una vez un viejo que plantó un nabo chiquitito y le dijo:
—Crece, crece, nabito, ¡crece dulce! Crece, crece, nabito, ¡crece fuerte!
Y el nabo creció dulce y fuerte y grande. ¡Enorme!

Un día, el viejo fue a arrancarlo. Tiró y tiró, pero no pudo arrancarlo.
Entonces llamó a la vieja.
La vieja tiró de la cintura del viejo. El viejo tiró del nabo. Y tiraron y tiraron una y otra vez, pero no pudieron arrancarlo. De modo que la vieja llamó a la nieta.
La nieta tiró de la vieja, la vieja tiró del viejo, el viejo tiró del nabo. Y tiraron y tiraron una y otra vez, pero no pudieron arrancarlo. Entonces la vieja llamó al perro negro.
El perro negro tiró de la nieta, la nieta tiró de la vieja, la vieja tiró del viejo, el viejo tiró del nabo. Y tiraron y tiraron una y otra vez, pero no pudieron arrancarlo. Entonces el perro negro llamó al gato blanco.
El gato blanco tiró del perro negro, el perro negro tiró de la nieta, la nieta tiró de la vieja, la vieja tiró del viejo, el viejo tiró del nabo. Y tiraron y tiraron una y otra vez, pero no pudieron arrancarlo. Entonces el gato blanco llamó al ratoncito.
El ratoncito tiró del gato blanco, el gato blanco tiró del perro negro, el perro negro tiró de la nieta, la nieta tiró de la vieja, la vieja tiró del viejo, el viejo tiró del nabo. Y tiraron y tiraron, con todas sus fuerzas, hasta que por fin ¡arrancaron el nabo! Pero... púmbate. El viejo cayó sobre la falda de su esposa, y la vieja cayó sobre la falda de la nieta, y la nieta sobre el perro, y el perro sobre el gato y el gato sobre el ratón. Y sobre todos ellos... ¡cayó el nabo!
Pero no se asusten, ninguno se lastimó.
¡Y qué maravilla era aquel nabo! Más tarde, hicieron con él una rica sopa. Y hubo suficiente para el viejo, para la vieja, para la nieta, para el perro, para el gato y para el ratoncito... ¡y aún sobró un poquito de sopa para la persona que les acaba de contar este cuento!

Elsa Bornemann

1 comentario:

Anónimo dijo...

LETRA DE UNA CANCIÓN QUE TIENE MÁS DE SESENTA AÑOS

Estaba la rana,
la rana sentada
cantando debajo del agua.
Cuando la rana salió a cantar,
vino la mosca y la hizo callar.

La mosca a la rana,
la rana que estaba sentada
cantando debajo del agua.
Cuando la mosca salió a cantar,
vino la araña y la hizo callar.

La araña a la mosca, la mosca a la rana,
la rana que estaba sentada
cantando debajo del agua.
Cuando la araña salió a cantar,
vino el ratón y la hizo callar.

El ratón a la araña, la araña a la mosca, la mosca a la rana,
la rana que estaba sentada
cantando debajo del agua.
Cuando el ratón salió a cantar,
vino el gato y lo hizo callar.

El gato al ratón, el ratón a la araña, la araña a la mosca, la mosca a la rana,
la rana que estaba sentada
cantando debajo del agua.
Cuando el gato salió a cantar,
vino el perro y lo hizo callar.

El perro al gato, el gato al ratón, el ratón a la araña, la araña a la mosca, la mosca a la rana,
la rana que estaba sentada
cantando debajo del agua.
Cuando el perro salió a cantar,
vino el hombre y lo hizo callar.

El hombre al perro, el perro al gato, el gato al ratón, el ratón a la araña, la araña a la mosca, la mosca a la rana,
la rana que estaba sentada
cantando debajo del agua.
Cuando el hombre salió a cantar,
vino la suegra y lo hizo callar.

La suegra al hombre, el hombre al perro, el perro al gato, el gato al ratón, el ratón a la araña, la araña a la mosca, la mosca a la rana,
la rana que estaba sentada
cantando debajo del agua.
Cuando la suegra salió a cantar,
¡ni el mismo diablo la hizo callar!

NO HAY NADA NUEVO BAJO EL SOL...